Un vistazo a la escena rock regional, una movida que siempre será underground e independiente. Hoy exploramos como se ha logrado el sello sonoro de una ciudad, de un estado; que significa y que ha pasado con él a través del tiempo.
El sonido del rock zuliano
Por Alvaro Lugo
El rock zuliano dese hace décadas tiene un sonido
propio, nacido de las limitaciones prácticas, y la poca pericia en el género,
de muchos de los técnicos en los estudios de mediados de los 80 hasta bien
entrados los noventa, esto forzaba a los músicos a ser toderos y arreglárselas
para obtener resultados decentes; nace también, del ostracismo del momento que sólo
permitía que nos llegara a cuentagotas material musical de otras partes del
país, obligándonos a desarrollar nuestra propia versión del rock, metal, ska,
funk, grunge y demás fusiones, géneros y subgéneros.
Lo que resultó fue una de las canteras más
proliferas y originales del momento en el rock nacional, se crearon lugares de
la nada para tocar, se empezaron a grabar demos en garajes, salas de casas,
estudios y donde quiera que se pudiese, los medios comenzaron a prestar
atención y cada vez que una banda zuliana lograba como diría Cayayo “escapar, a
otro lugar”, era una sensación – recordemos a Julia, Decibel, Santuario, Poca
Lana, Trauma, Extrema Realidad y muchas más que consiguieron aplausos después
de pasar la Lara-Zulia.
Ese sonido del que hablamos se desarrolló, gracias
en gran parte a personas como Carlos Julio Vílchez y Ramiro Parra detrás de las
consolas que aportaron conocimiento e
ideas a la manera de sonar de las agrupaciones, y a bandas como Primero
Venezuela, MAC, La Iguana, Arpía, Corriente Alterna, Suhrim y un largo etcétera
que incluye pero no se limita a las mencionadas anteriormente, que se dieron a
la tarea de desarrollar y evolucionar esta firma sónica grabada en el ADN del
rock regional.
Esta forma de hacer nuestro propio ruido, este
acercamiento nuestro a la manera de ponerle música y letra a nuestras
emociones, la elección de acordes o de pedal de distorsión, de afinar baterías
o microfonear estudios, no hizo más que crecer con el tiempo, de hacerse más profesional
y de atraer más gente. Conste que no me refiero a sonar todos igual, para nada,
hablo de una forma muy clara de diferenciar el material que se produce acá en
relación al que se hace en otros lados; incluso nuestras bandas crearon su
propia forma de atreverse con estilos muy comercializados (notese que no
escribí comerciales), como el Nu Metal o el funk rock, logrando una identidad
propia.
Pero últimamente, conforme más escucho agrupaciones
que salen al ruedo zuliano, más siento que se sonido se diluye, que las bandas
locales intentan demasiado “no sonar tan de aquí”; pareciera que buscan una
identidad más genérica, algo así como hablar sin acento o comer hamburguesas de
franquicia, menos sabor local a cambio de una identidad más global, con menos
sabor.
Esto no tiene nada que ver con pensar que las bandas
de antes eran mejores, no señor, ahora mismo, hay bandas que merecen un aplauso
de pie, que han logrado llegar a lugares donde bandas zulianas nunca habían
llegado, conseguir galardones que nunca se habían soñado, pero exactamente las
bandas que han logrado eso, son las que se han arriesgado a mantener su
identidad, su originalidad, su sonido, su propia interpretación del sonido del
rock zuliano.
Porque, en caso contrario, como se explica que sean
grupos como Petrula (una de la agrupaciones con sonido más original, pero
también con un gran respeto por los antecedentes de la movida local) o TLX,
quienes construyeron un rock melódico con muchas capas y algunos toques de
grunge aquí y allá, los que ponen al Zulia entre los más buscados del rock
nacional. Otros que han logrado lo mismo, van desde las sensibilidades de
Ulises Hadjis, hasta la potencia de Assarion, Novarmada o MEID para quienes
gusten de su rock con una dosis más alta de metal. Sé que la cantidad de bandas
que estoy pasando por alto es enorme, que no me daría espacio para incluirlas
todas, así que me disculpo por las que se quedaron por fuera y pido clemencia a
la corte.
No leemos la que viene...
No hay comentarios:
Publicar un comentario