Tributos: Honor, sólo a quien honor merece
Cuando una banda recibe el calificativo de legendaria,
es porque ha marcado a una generación, un estilo musical o ha dejado un impacto
mayor a la suma de sus partes en quienes la han escuchado. Además apocopes como
"legendario", "influyente" o "imprescindible", no
se obtienen por voluntad de unos pocos, ni con solo desearlo; no, estos vienen
ganados por el sudor, el talento, el trabajo en estudio y sobre el escenario.
Por esto, cuando se trata de hacer un homenaje, esta
palabra implica hacer honores a quien pueda merecerlos y para esto en música,
debes haber tocado muchos corazones, vendido muchos discos, afectado muchas
vidas y llenado muchos conciertos. De allí que en esta reciente ola de
"tributos" más de una vez me he quedado rascándome la barbilla y con
una ceja levantada en extrañeza por la selección de los homenajeados.
Agrupaciones demasiado recientes como para haber
marcado a una generación diferente a la actual, con poco recorrido y apenas uno
o dos singles conocidos ahora son motivo de este reconocimiento. No me
entiendan mal, hacer covers es tan viejo como el tiempo, es como muchas bandas
se acoplan, se dan a conocer o ganan dinero en locales nocturnos y no seré yo
quien se levante contra esto; pero hacer tributos, es decir, relatar la
historia musical de una agrupación, su importancia y la huella que han dejado
en su público desde un escenario es otra cosa.
Me cuesta trabajo aceptar que un grupo con solamente
un puñado de años en el ojo público, por mucho éxito que hayan tenido, tenga la
valía a nivel generacional para convertirse en un referente tan grande que
merezca un show cubriendo sus canciones más importantes ¿Cuántas pueden ser?
¿Llenarían un set completo? Además, una
de las razones para que un grupo se vuelva leyenda es que al menos un par de
generaciones hayan pasado como para que les dé tiempo de ser recordada, o al
menos recordar sus inicios, que los rockeros más jóvenes puedan redescubrirlos
o que se conviertan en ese valor que se transmite poniéndole a un pana más
joven el disco de ese grupo que llevarás contigo siempre.
Por eso insisto, una cosa es montarse a hacer
versiones, cancioncitas fáciles que todo el mundo conoce, que son chéveres pero
ya, se montan como suenan en el disco para que la gente las reconozca de una y
son perfectas para un viernes taguarero mientras con los panas y unas frías.
Pero un tributo es algo más, es alma, es pasión por esa banda, es como decía un
amigo “el orgullo del fanático” ese que te hincha el pecho de conocer alguna de
las canciones más “obscuras” o menos conocidas, o que te deja un poco molesto esperando
esa canción que querías que tocaran y nunca llegó.
Nos leemos la que viene...
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